lunes, 28 de septiembre de 2015

Perderse.

7:00a.m 
Otro día de mierda que empieza. Me levanto con paso cansado, como si me pesara la vida, como si más que dormir, hubiese librado una guerra. Me visto con pocas ganas, sin reparar demasiado en que me voy a poner. Salgo de la habitación arrastrando los pies, con la cabeza gacha. Preparo un café, solo, como mi corazón. Y así me lo tomo, sola. Sin nadie que me diga lo bonita que estoy recién levantada y sin maquillar. Salgo de casa para meterme en un autobús, y ahí a través de las ventanas, veo como se me pasa la vida, y me pierdo imaginándome paseando por el Retiro, por la Puerta del Sol o por Gran Vía. Me pierdo en Madrid (y en su majestuosidad.) Y entre tanto perderme, me encuentro ya fuera del autobús. Avanzo por la calle, solitaria todavía a esas horas de la mañana. Vacía. Y me doy cuenta de que no es la única que lo está, que pese a que no haya nadie caminando por ella, esta más llena de lo que estará nunca mi alma. Camino con paso ligero, pensando que cuanto antes llegue antes acabará el día, y ni me doy cuenta de que en el banco de siempre esta él mirándome. Y que seguramente pensará "a dónde irá esta retrasada con tanta prisa". Lo miro, pero no me doy cuenta de que está ahí. Me dan ganas de acercarme, pero no, no es necesario. Sigo caminando, entro en el mismo edificio de todos los días donde me pierdo unas seis horas imaginándome en lugares remotos. Tras seis horas, salgo y hago la misma ruta que al venir. Me meto en el autobús (lleno de gente para variar) y pienso en el chico del parque y en como sería perderse por Madrid con él. Y me pregunto si el se perdería o si ya lo ha hecho, o tal vez si ya se ha encontrado. Y encontrarse no se si lo ha hecho, pero yo si que me lo encuentro sentado frente a mi, mirándome en silencio. Nota que le miro, pero no hace nada por apartar la vista, al contrario, me observa con mas intensidad, lo que hace que sea yo la que tiene que apartar la mirada. Me giro hacia la ventana y veo como la vida que pasa ante mis ojos en este momento se ríe de mi en mi cara. Y casi siento, como me intenta golpear. Llego a mi destino, si se le puede llamar así. Me bajo del autobús y pongo camino a casa, con un poco de suerte seguirá vacía. Llego y así es. No hay nadie, y es que a veces tardo en recordar que se fueron, que ya no están aquí. Me miro en el espejo del baño, y me entran ganas de golpear mi reflejo. Me acaricio las ojeras, y poco a poco me deshago de la ropa y voy acariciando cada parte que va quedando al descubierto. Me acaricio las clavículas marcadas como a fuego, acaricio mi vientre que esta mas que plano, acaricio mis costillas e intento llegar a tocarme la columna, pero fallo en el intento. Y vuelvo a mirarme en el espejo, y veo que no estoy tan mal. Pienso por un momento en el chico del parque y del autobús, y aunque no ocupe ni una milésima de segundo en mi cerebro, su mirada profunda consigue hacerme ver que soy más que una cara bonita, y me hace fantasear. Y perderme –como no – en todos los lugares. Me pierde en la cama, en la ducha y en mi misma. Y después de perderme, hace que me encuentre y que le encuentre también a él. Y me lo encuentro mirándome con malicia, con cara de "se lo que has hecho y me gusta" y así es, le gusta. Y a mi también. Y vuelvo a perderme en mi de nuevo, pero esta vez con él mirándome. Y dejo atrás el pudor, la vergüenza y la seriedad. Por unos minutos logro olvidarme de todo lo que me rodea, de la rutina y de la monotonía. Aquí, en la penumbra de mi cuarto, donde solo él y solo yo podemos entrar, donde viajamos alrededor del mundo y nos perdemos por las calles más oscuras de Madrid. 
Si, sin duda, es otro día de mierda.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Mañanas de fantasías

Me adentro en el paraíso de tu mirada
como luz cegadora que no te deja ver más allá. 
Calco mi mano en la tierra húmeda de tu vientre, intentado calarte lo más profundo que puedo. 
Clavo mis uñas en cada una de tus vértebras, en cada una de tus costillas, dejando marcas. Borrando cicatrices. 
Araño tu cara y tu cuello, te aprieto fuerte contra mi – como si así no fueras a irte – y me estremezco al sentir que soy yo la que se va. 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Chute de autoestima.

Soy una gran cantante. Mis conciertos en la ducha valen más que los de cualquier cantante de éxito. Soy una gran bailarina. Mis recitales en mi habitación son los más contemplados por los cuadros de esta. Soy una gran estilista, se perfectamente lo que me tengo que poner. Lo que me de la gana. (No hace falta que me digas lo que debo llevar) Soy una gran batería, aunque no entiendo por qué me llaman siempre la atención en clase por tocar, no entienden que es el arte. Soy una gran guitarrista. Mi guitarra de aire suena mejor en el silencio de la noche. Soy una gran critica de cine, porque la mayoría de las películas que voy a ver me parecen estupendas. Soy una gran gastrónoma, estar todo el día comiendo también es una profesión. 
Hago grandes viajes alrededor del mundo desde mi sofá. Tan sencillo como cerrar los ojos y soñar. Soy una prestigiosa modelo. La calle es mi pasarela. Y soy una gran escritora, mi diario lo dice.
Soy lo que quiera ser, porque puedo serlo y así será. Porque nadie baila mejor que yo mi canción favorita y porque no hay sonrisa más bonita que la mía cuando estoy triste. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Linterna azul

 Querido amor de mi vida: 
Me haces muy feliz. No me es necesario dar nombres, ni apodos, ni calificativos para nombrarte (no porque no quiera, si no porque me es imposible describirte) 
Hace medio año que llegaste a mi vida, y desde entonces has cambiado todo de mi. Has deshecho mis esquemas, has tirado abajo mis muros más altos, y has conseguido desnudarme, no solo de todo lo material que me rodea, sino del corazón. Te has convertido en mi prioridad más importante, en mi día a día. 
Eres lo más grande, lo que más quiero (aunque no hace falta que te lo diga, me gusta pensar que ya lo sabes) 
Eres mis noches en vela, mis risas y mis llantos. Eres el agua de mi ducha. Eres el café de mis ojos y el color de todos mis pinta labios. Eres todas las canciones de amor habidas y por haber, y todos los vals bailados y que quedan por bailar. Eres las mañanas frías de lunes en invierno, y las noches de verano. Pero... Cuando todas las canciones se acaben. Cuando el cielo caiga. Cuando las mariposas dejen de volar. Cuando las flores amarillas se marchiten...
Piensa en mi. 
Piensa que fui -que soy y seré- esa luz. 
La que te enseñó el camino. 
Que cuando estés solo. O que cuando no le encuentres sentido a nada recuerdes estas líneas o cada una de las letras que hay en las  cartas que te he escrito a lo largo de estos seis meses. Que pienses en todas esas pequeñas cosas que algunas veces se escapan a nuestro entendimiento. Que te pongas nuestra canción y que bailes. 
Allí estaré yo, – por muy lejos que estés – bailando contigo, esperándote, o simplemente observándote en silencio como quien mira una obra de arte. 
Porque si hay algo que he aprendido contigo es que no hace falta estar cerca para estar juntos, que estando lejos también se está unido, y que a veces, solo hay que creer y desear las cosas, que en ocasiones de tanto hacerlo, acaban ocurriendo. Ya sea pidiéndoselo a una estrella o soplando una vela, o simplemente encendiendo una linterna. 
          
                                          (Feliz dia 21; te 
                      quiere: esta tonta del culo)

jueves, 17 de septiembre de 2015

Fantasía número 1000

Cumple mis fantasías textuales. 
Mis deseos más profundos. 
Lléname de letras, 
Lléname de palabras. 
Contágiame de tus puntos suspensivos 
Pero jamás me entregues un  punto final.
Báñame en tinta 
Envuélveme en papel. 
Acentúame
Subráyame
Colorea mis pupilas 
Y haz poesía sobre mi vientre. 
Reescríbeme 
Y bórrame cada noche. 
Haz el mejor de los relatos con mi cuerpo 
Haz caligrafía sobre mi espalda. 
Hazme el texto 
Llévame de viaje por cada línea de tu libreta.  
Paséame por las rayas de tu boli.
Y sácame a bailar por el blanco de tu folio. 
Anótame en tu agenda.
Fírmame la columna 
Redáctame los dedos
Conviértete en el mejor de los escritores, 
en el mejor de los poetas.   


sábado, 12 de septiembre de 2015

Cuéntales

Cuéntales a todos esos amigos con los que hablas de mi, que esta noche has vuelto a salir a buscarme. Que has cogido el autobús con la esperanza de encontrarme en él, que te has bajado en la parada de siempre y que has recorrido los mismos bares esperando encontrarme en la barra o en la pista bailando. Cuéntales que esta mañana, cuando te has levantado has revisado todas mis redes sociales y mis ultimas conexiones. Que se enteren que me has vuelto a llamar como todas las noches y que yo no te lo he cogido, como siempre. Háblales de mi, y cuéntales que esta noche tampoco me has encontrado llorando por ti en la barra de ningún bar, hazles saber que hoy tampoco te ha llegado ningún mensaje con mi nombre, ni que en la pantalla de tu movil he aparecido llamándote. Cuéntaselo. Y diles también que he encontrado algo mucho mejor, ahórrate el que me lo merezco, porque se de sobra que lo hago. Háblales de  mi. Y arrepiéntete. 

jueves, 3 de septiembre de 2015

Reflexión mental.

Era de las que siempre llegaban tarde y de las que regalaban amor a quienes menos lo merecían pero más lo necesitaban. Tal vez por eso siempre se llevaba tantos fracasos, a nivel solo personal, porque nivel profesional no tenía ninguno. O tal vez si lo tuviera, pero nunca lo mostró. Y que paradójico todo, tan tímida era para entrar a pedir cambio en un bar, pero tan extrovertida cuando sonaba alguna canción y se ponía a bailar, o cuando iba con alguna copa de más. Y aún borracha y despeinada estaba guapa. Incluso cuando lloraba y la cara se le llenaba de rímel lo estaba. Era de las que lloraba por las noches y de las que delante de todos reía. De las que se arreglaba incluso para ir a comprar el pan, solo para verse guapa. Y es que a ella le daba igual no ser del agrado de los demás, ella era del suyo. Puede que eso es lo que mas admirase de ella.