miércoles, 27 de abril de 2016

Enero

Hoy me han preguntado por la canción más bonita del mundo, y yo no he sabido que contestar. Me he quedado en blanco, sin palabras (y mira que eso es raro en mi), completamente descolocada. Y después de que contestara otra persona para sacarme del apuro, me he puesto a pensar en cual sería la canción más bonita del mundo. He buscado en todas las páginas de música online, me he escuchado todas las canciones habidas y por haber; las que me sabía las he cantado y las que no me las he aprendido. me he informado sobre la vida de cada uno e los cantantes, de por qué compusieron la canción correspondiente a cada uno de ellos. Y si, he encontrado canciones muy bonitas, canciones preciosas. Unas hablan de amor, otras de engaños, otras de venganza... como la vida misma. Ninguna de ellas tiene el mismo ritmo, todas son diferentes, y sin embargo, no me quedo con ninguna.

Me encuentro en mi habitación, escuchando una de tantas canciones que he escuchado a lo largo de mi vida. ¿Será esta la canción más bonita del mundo? No lo creo.
De repente me has llamado y he dudado si contestar, nunca sueles llamarme. Aún así lo he cogido, y cuando se te ha cortado la voz diciendo "te necesito" me he dado cuenta: la canción más bonita del mundo es esa que no necesita de música, que no tiene porque carecer de ritmo, que no ha de rimar. Tu voz, esa es la canción más bonita del mundo.
Después te has quedado callado, y he pensado en colgarte, pero me has preguntado algo que me ha vuelto a hacer pensar: "¿Cuál es el mejor lugar para quedarte a vivir?" Y he sido yo la que se ha quedado callada, pero seguro que tú no has pensado en colgarme, porque esperarías toda tu vida para una respuesta salida de mi boca. Sigo en silencio y pensando en lugares como Italia, China, Nueva York... cuando te contestas a tu propia pregunta: "En tus brazos" y antes de que pueda decir nada me preguntas algo nuevo: "¿Crees en el amor? ¿Y en las casualidades?" Y sigo callada, y pienso.
"No creo en las casualidades, tampoco en el amor. Pero me lo has hecho ver y tocar y solo se cree en las cosas que no son reales, y yo nunca he sentido algo tan real"

Entonces es en este punto de la noche cuando la canción cambia y se me quitan las ganas de querer colgarte el teléfono y de ahorcarme con el cable después, para tumbarme en la cama y descubrir lo realmente complejo que es el mudo que nos rodea y como una persona puede explicártelo de tal forma que lo hace más complejo aún, tanto que acabas entendiéndolo de cierta manera. Y es ahí, donde me doy cuenta de que la canción más bonita, el lugar más mágico, las cumbres más altas y el infierno más habitado están en una sola persona, esa donde te quedarías a vivir (y a morir) durante el resto de tus días.

lunes, 4 de abril de 2016

Al otro lado.

Allí donde las estrellas brillan más de lo habitual.
En un lugar donde puedes pintar las flores
y elegir donde quieres que crezcan;
si en tu pelo, en tus manos o tu ombligo.
Más allá de tu espalda, donde los lunares
dibujados con precisión sobre esta
se alinean.
Recuerdala.
Recuerda su sonrisa, sus ojos y sus manos,
y todo lo que hay más allá,
su risa de niña los domingos por la tarde
su manera de mirar la Luna las noches que no pasa contigo
su forma de acariciarte y como a pesar de abrazarte con toda la fuerza que puede
es capaz de hacerte temblar.
Recuerda como baila cuando suena una canción que se sabe
- no te olvides que se las sabe todas -
y como lo da todo cuando se trata de hacer regalos.
Nunca olvides que no le hará falta un día especial para darte algo,
aunque solo sea un poco de su amor,
a pesar de que te parezca una cantidad enorme.
Recuerdala viva, grande, niña;
como todas esas veces en las que se para a tocar el agua de un río,
o esas en las que se para en medio de un prado a coger flores bonitas
(no tanto como ella) para enseñarte a hacer coronas.
Recuerda como se llama princesa a si misma
y recuérdate a ti:
tu manera de mirarla, y de pensar en lo equivocada que está
en que princesa se queda corto, porque para ti es una reina.
Recuérdate las noches de jueves,
ansioso de viernes para verla un rato más
y retenerla un poco menos.
Para dejarla libre y correr con ella,
porque así debes recordarla. Libre.
Recuerda cada uno de sus besos
y la manera tan graciosa que tiene de correr.
El como se hace la enfadada cuando la llamas fea
y como te ríes al decirlo
- porque sabes que te equivocas -
Recuerdala admirándote,
intentando ser como tú.
Metiéndose en medio de un bosque, queriendo demostrarte Dios sabe qué;
manchándose los zapatos
y limpiando su alma.
Recuérdate idolatrándola
como a una diosa olímpica. Y la verdad que
olimpiadas es como debería calificarse su forma de ir de compras.
Recuerda lo mucho que has aprendido con ella
y todo lo que ella ha aprendido de ti.
Recuérdate siendo ella,
recuerdala siendo tú.