lunes, 27 de abril de 2015

Cartas a Lucia

"Apenas aguanto. Me jode poder verte y no poder abrazarte con todas las ganas que te tengo. No te imaginas las ganas que tengo de poder abrazarte. Esas ganas... Me matan. Tengo que admitir que te echo muchísimo de menos. Me enamoras cada vez que me miras. Cada vez que veo mi armario, me fijo en el peluche que me regalaste, me vienen de golpe todos los recuerdo tuyos, y todo lo vivido y luego me doy cuenta de que no volvería a vivir eso. Y cuando pienso eso me siento al lado de la cama y pienso en ti, en tu sonrisa, capaz de hacer del más bello amanecer una simple salida del sol; en tus grandes ojos marrones que siempre me miran con amor, diciéndome que todo saldrá bien; y en tus manos, dios tus manos, capaces de erizarme la piel con solo rozarlas. Si, sin duda tengo suerte. O mejor dicho tuve. No lo se. Lo único que se es que no te saco de mi cabeza. 
Estamos a martes y me estoy muriendo por ti. Quiero que todo vuelva a ser como antes. Estar contigo y que nada importe. Se que tengo que esperar hasta el viernes, pero como siga asi dudo que llegue. Se me hace tan duro estar sin ti...
No aguanto sin verte, por eso cuando el otro dia me dijeron de ir a verte no lo pensé dos veces y dije que si, para poder estar aunque solo fueran cinco minutos contigo. 
Echo de menos cogerte de la mano y susurrarte bajito al oído lo que me haces sentir cuando estoy a tu lado y lo feliz que me haces. Te echo de menos. 
Lo único que puedo hacer es esperar. Siento un millón de cosas al verte y la primera es querer comerte a besos esa preciosa carita de ángel y abrazarte para no soltarte nunca más. Joder... No aguanto sin ti Lucía, te echo de menos. Te quiero..."


lunes, 20 de abril de 2015

Punto.

...Y me sentía muerta. Sin necesidad de vivir. Bueno, más que necesidad eran ganas, si eso es, ganas. No tenía ganas de vivir, o más bien era que no quería. Probablemente sería eso, si. No quería vivir. Nunca lo hubiese admitido, pero a esas alturas ya daba igual. Todo daba igual. Yo no quería vivir y a la gente no parecía importarle. Puede que por eso me sentía tan muerta.
 Y así fue, no encontré otra salida. Ya no importaba nada. Yo no importaba. No era nadie. Y lo hice. Pero no por ser alguien, porque ya se que no solucionaba nada. Y si, ya se que solo me hacía daño, que ni siquiera me estaba matando. Pero el dolor era una especie de narcótico que me hacía sentir bien. Me hacía sentir... algo que no se puede expresar siquiera con palabras. Viva. Si, puede que esa sea la palabra, así me hacía sentir aquel escozor que azotaba cada poro de mi delicada piel. No había otra forma de no sentirme muerta, salvo aquella. Aquella en la que ver la sangre caer era la única forma de asegurarme de que seguía viva, de que aquello todavía recorría mis venas. Bueno, mis venas y el suelo de mi habitación. Mi único refugio. Dónde solo yo, tenía acceso. Si, sin duda aquello era vida, o muerte tal vez. Puede que fuera mas de lo primero que lo último, o viceversa

jueves, 16 de abril de 2015

Ángel caído

Si, se que prometí que jamás volvería a hacerlo, que nunca más volvería a pasar. Otra promesa que no he logrado cumplir. Otra más para la lista de fracasos. Me siento estúpida, rota, absurda. Absurda por pensar que sería la última vez, por prometerme cosas que yo misma sabía que jamás podría cumplir. Que tonto fue pensar que nunca más. "Nunca más..." ¡Idiota! "Eso es lo que eres, idiota" Posiblemente no este hecha para esto. Si, es lo más probable. Pero de nada me sirve quedarme aquí sentada viendo la vida pasar delante de mis ojos sin hacer nada. O tal vez si. No lo se. No se nada. 
No me sirve de nada llorar en silencio, porque así grito a los cuatro vientos todo lo que llevo dentro, pero la vida es corta ¿por qué acortarla más? Ah si, porque nada importa. Y así paso los días, encerrada en estas cuatro paredes, es esta cárcel de la que no puedo salir. Con unas alas cada vez más cortas, que me impiden levantar el vuelo. Absurda e irónica vida, ¿por qué no me cortas las alas de una vez? Este ángel es ya un ángel caído, un ángel que sangra desesperadamente buscando una razón que le ayude ver que sigue vivo. Y cada gota de sangre que resbala por mi piel es un grito ahogado en un silencioso adiós que te llama una y otra vez, esperando a que vengas a salvarme. 
 Un día alguien muy sabio dijo: no hay ser humano, por cobarde que sea que no pueda convertirse en héroe por amor. Y dios mio, que razón que tenía. Y sigo aquí, esperando a que vengas a salvarme de mi. Pero no, se que no apareceras y yo seguiré muriendo en silencio hasta que la ultima gota de sangre manche el suelo de este cuarto que cada vez es más pequeño. Y entonces, por fin, seré libre. 

Hablar por hablar

"Sigue llenando este minuto de razones para respirar, no me complazcas, no hables por hablar" - Mario Benedetti 

(Paréntesis)

"Perdona si te molesté con mi llamada (se que la estabas esperando). En realidad no tenía nada importante que decirte (nada importante para ti). Y fue mejor que no me contestaras (te odio). Solo quería que supieras que estas en mis pensamientos (no me olvides tan pronto) y que has sido muy importante para mi (todavía me dueles). Espero que estés bien (solo te ocupas de ti) y que sigas con tus proyectos (dónde me gustaría estar). Nos vemos (te estoy esperando)"

Perdón


 Perdón. Curiosa palabra. ¿No creéis? Perdón. Una palabra de seis letras, pero que engloba  grandes sentimientos. Hay personas a las que le resulta la cosa más fácil del mundo decir "perdón" "Lo siento" "te quiero"...  
A toda esa gente... ¿Cómo lo hacéis? Me encantaría saber cómo podéis decir algo tan grande sin apenas sentirlo. Me cuesta muchísimo entenderos, en serio. Se que hay veces en las que por no perder a otra persona no hay otra salida, y se que es muy duro cuando se dice sin sentirlo, solo por complacer al otro, pero no logro entender como podéis soltarlo sin más. 
 Supongo que yo soy de esas personas a las que el orgullo les pude en alguna ocasión, si soy una orgullosa. También soy de esas que escribiendo dice mil cosas y que luego cara a cara se explica horriblemente mal, pero supongo que eso es lo que les pasa a las personas honestas. Así es, no se explicarme cuando hablo, y muchas veces ni cuando escribo. Y no, no tengo ningún problema en decir las cosas a la cara, solo que no soy una persona a la que le guste mostrar sus sentimientos. Pero bueno, no es momento para hablar de mi,(eso si queréis lo dejamos para otro momento) si no de pedir perdón. 
 Bien, vosotros qué pensáis de eso pedir perdón sin sentirlo.

martes, 7 de abril de 2015

Hasta que la muerte nos separe

 A veces es necesario pasar por momentos difíciles para darnos cuenta de algunas cosas. Hoy, quiero dedicarle unas líneas de gloria en este pequeño refugio a alguien muy especial que entró en mi vida hace cosa de más de dos años. 
 Se lo poco que te gusta leer por lo que voy a intentar ser clara y corta (me va a costar, sobre todo, ser clara) Podría pasarme la vida entera escribiéndote líneas, dedicándote textos, haciendo tuya cada una de mis palabras; cada letra. Y se perfectamente que esto podría escribertelo solo a ti, pero eso es lo que hace la gente normal ¿no?
 No quiero hacer de este texto una disculpa ni un agradecimiento. Quiero hacer de él la mejor carta que te hayan escrito jamás, sin perdones ni gracias que la hagan monótona y simple. Decir solo que te quiero más que a nada en el mundo. 
 Desde la primera vez que te vi supe que mi vida iba a cambiar y por una vez en la vida acerté. Tomé la decisión adecuada, por lo menos para mi y si no lo hice no me importa, volvería a equivocarme entonces. Desde aquel día de septiembre hasta hoy ha pasado mucho tiempo. Tiempo que nos ha hecho darnos cuenta de muchas cosas, de conocernos. Pero nos ha hecho crecer juntos y por eso estoy muy orgullosa. Porque por fin encontré mi otra mitad. 
 Me he esforzado mucho en en intentar averiguar cuál fue el momento en el que me di cuenta de que eras el hombre de mi vida pero por más que lo he pensado no logro identificarlo. Quizá fue la primera vez que te vi llorar tan frágil e indefenso. Es posible que fuera aquel 22 de agosto o los paseos por la playa. O probablemente que me regalaras aquel libro por nuestro aniversario sabiendo lo mucho que me gusta leer. Pero si no lo se, es porque desde que te conozco cada cosa vivida apuntaba a que Christian y Lucía eran cada vez más una realidad. Se que te vuelvo algo loco. Aunque igual la loca soy yo. "Cada día eres más rara". Se que a veces consigo sacarte de esa casilla de mantener el tipo que tan bien te queda. Se también que nunca aprenderé a jugar a esos juegos tuyos y que soy la persona menos indicada para lavar tus camisas. Gasto dinero en pintalabios que siempre te parecen del mismo color y que odias porque te manchan. 
Alguien podría pensar que esto terminará siendo un problema pero... me encanta volverte loco y ver como me sigues con la mirada esforzándote por no reírte porque intentas enfadarte conmigo. No sabes cuanto me gusta verte perder los papeles y mesarte el pelo porque no quieres gritar, aunque nos encante hacer las paces. Me haces sentir que allá donde estés yo estaré bien. Se que nunca esperarás algo de mi que no quiera dar, se que seré la princesa de un cuento de hadas en el que no creíste hasta conocerme y... con eso basta.
 No puedo prometerte una vida sin errores. No puedo prometerte no tropezar o no volver a discutir por llegar quince minutos tarde por quedarme leyendo más de la cuenta. Pero puedo prometer que seré para ti, tu mujer, tu mejor amiga, tu confidente, tu amante, la que no lleva tacones porque sabe cuanto los odias. Quiero que nuestro dormitorio sea tu lugar preferido y que cuando alguien te saque de tus casillas pienses en estas líneas que solamente son tuyas y que bailemos nuestra canción. Porque si vale la pena volverse loca por alguien, es por ti. Porque como decían Laura Pausini y Alejandro Sanz:
 "Víveme sin miedo ahora, que sea una vida o sea una hora. No me dejes libre aqui desnudo, mi nuevo espacio que ahora es tuyo. Te ruego víveme sin más vergüenza aunque esté todo el mundo en contra. Deja la paciencia y toma el sentido. Y siente lo que llevo dentro"
 Yo te prometo seguir a tu lado. Acariciarte el pelo para que te quedes dormido antes que yo y quererte con esta locura tan adolescente que se abre paso dentro de mi cuando te miro. Te prometo muchas cosas. Te lo prometo todo. Nosotros. Siempre. Porque no hay Lucía sin Christian. Te amo. 

viernes, 3 de abril de 2015

Mil mentiras.

No era necesidad lo que sentía. Era miedo. Miedo a estar sola. A quedarme sin nada. Me sentía estúpida por creer que todo aquello había sido amor. Por creer en cuentos de hadas. No. Solo era miedo a la soledad. Recordé entonces cuando era pequeña y llegaba a casa llorándole a mi madre porque algunas niñas me dejaban de lado, y como ella me decía: "cariño, porque ahora compartan los mismos gustos no van a quererte menos", nunca lo entendía. Hasta ahora. Por fin le encontré el sentido. Pero se lo encontré tarde, cuando ya no me quedaba nada, cuando ya no oiría un "te lo dije" de esos que tanto odio. Estaba sola. No quedaba nada. Solo el eco de un adiós. Siempre debí imaginarlo, se estaba despidiendo y yo nunca lo supe. O tal vez no me quise dar cuenta. Y ahora que lo hacía era tarde para las disculpas, para las promesas. Se había estado despidiendo de mi y yo no lo había retenido para que se quedase. Maldito miedo. 
Y ahora solo tocaba pasar página, pero ¿cómo hacerlo si todos mis libros llevan escrito su nombre? Puede que solo me hubiese llenado la cabeza de expectativas, que ahora jamás se iban a cumplir. Me la había llenado de mentiras. De sueños imposibles. ¿Por qué Disney nunca nos cuenta que hay más allá? Puede que por miedo. Si, asi es.Cenicienta, Ariel o Blancanieves también vivieron rodeadas de mentiras. Y ahora me tocaba a mi vivir de las mil mentiras que habitaban en mi espacio interior.