martes, 24 de febrero de 2015

Querido ex...

 Querido ex novio que tanto me ha querido (o eso me ha hecho creer):
 Gracias por todo este tiempo, en el que me he dado cuenta de muchas cosas. No creas que voy a reprocharte nada, no soy así. Pero dejare claro que de tonta no tengo un pelo, y que me doy cuenta de las cosas, que a veces hago como que me la suda todo pero no es así. También quitarte la idea (por si acaso la tienes) de que vaya arrastrándome a ti como una babosa, llorándote y suplicándote que vuelvas conmigo, porque no. He madurado, cosa que a ti igual te hace un poco de falta aún. Si, ya se que he cambiado, pero la gente cambia constantemente, ningún día somo iguales que el anterior. Algunas veces cambiamos para bien y otras para mal, en tu opinión he cambiado para mal, bien. Me da exactamente igual. Solo se que me siento mejor que nunca, que esto ha sido algo bueno aunque ahora ni tu ni yo le veamos el lado positivo. Y por eso te doy las gracias, porque todo esto te lo debo a ti. 
 Espero que si no vuelves, encuentres a alguien mejor que yo y que te haga más feliz de lo que yo he hecho. Ah, no, espera. ¡Qué eso es imposible! Bueno, pues espero que encuentres a alguien que sea la mitad de lo que yo he sido. Buena suerte. Suerte. Curiosa palabra ¿no? Suerte la que he tenido yo, por darme cuenta del daño que te pueden hacer las personas, incluso las que más quieres. Suerte. Suerte la que vas a necesitar para volver a querer a alguien como lo hiciste conmigo, bueno, si es verdad que alguna vez me quisiste. 
 Y no nos engañemos, los dos sabemos de sobra que esto solo es cuestión de ese gran sastre que todo lo cura, el tiempo. Ese es el único que lo pone todo en su lugar. Él decidirá lo que es mejor para los dos, hasta entonces veo que tu has decidido por tu cuenta. Tranquilo, yo ya decidiré por la mía. Solo espero que seas feliz, yo ya lo estoy siendo. Y fijo que estarás pensando "que hija de puta, esto lo hace para que vuelva con ella" No, no lo hago por eso, lo hago para que veas como son las cosas. Aunque lo más probable sea que no lo leas, no pasa nada, pero luego no me vengas con que estas orgulloso de mi, cuando el orgullo es lo que te tendrías que tragar. 
 Y nada más, feliz vida a mi sombra y buena suerte. La vas a necesitar.  

domingo, 22 de febrero de 2015

Qué hacer cuando te rompen el corazón.

1. Come chocolate
2. Ríe
3. Ponte guapa aunque no vayas a salir, lo importante es que te veas bien
4. Rodeate de amigos
5. Practica deporte
6. Lee un libro 
7. Escucha música
8. Date baños relajantes 
9. Hazte nuevos peinados
10. Cambia tu look 
11. Sonríe delante del espejo todas la mañanas
12. Escríbete mensajes positivos
13. Grita
14. Desahógate
15. Baila delante del espejo 
16. Se tu misma
17. Sal de compras, ¿quien dijo que el dinero no compraba la felicidad? 
18. Hazte fotos
19. Come sin complejos  
20. Vive 

Carta de mi otra yo

 Querida yo: 
 Te escribo porque se que no estás pasando un buen momento. Te conozco mejor que nadie, claro, soy tu conciencia. Como para no conocerte... Se que eres muy impaciente y que en muchas ocasiones te pones muy nerviosa. Y que gritas. Gritas mucho. Pero se que así es tu forma de ser y que por mucho que intentes cambiarla, ese lado histérico siempre lo vas a tener. Muchas veces has intentado cambiar. Eres increíble así. Con tus más y con tus menos (más menos que más). No tienes que cambiar por nada (tampoco por nadie).
 También tengo que decirte que no te mereces muchas de las cosas que te pasan, que vales mucho, no te desaproveches. Puedes con todo lo que te echen encima, yo se que puedes, solo tienes que creer en ti misma. Quierete. Y si, ya se que la vida te pone retos, que muchas veces piensas que no puedes superar, pero yo se que si. Con el tiempo todo irá mejor, porque el tiempo todo lo cura ¿No? 
 No tengas miedo de decir las cosas, solo se tu misma. Deja salir a la Lucia que la gente todavía no conoce. Deja de preocuparte por todas esas chicas que te parecen mucho más guapas y empieza a mirar por ti. Todo está en tu mente, al igual que yo. Con mamá intenta ser más abierta, ya sabes como le gusta que le cuentes las cosas, y si ves que no puedes yo estoy siempre aquí (que remedio me queda...)
 Y antes de irme solo quería decirte una ultima cosa: Vive y aprovecha cada día al máximo, porque tu vida es solo tuya.

 Te quiere, tu otra yo. 

lunes, 16 de febrero de 2015

Volver.

Vuelves, otra vez. Vuelves a mi como el perro a su amo, como el alcohólico a la barra de un bar de carretera un sábado por la noche; vuelves como el otoño después del verano cada año, como las flores en primavera. Vuelves como el vagabundo que marcha y vuelve al cabo de unos años. Vuelves otra vez como el drogadicto a los porros, como la resaca a los domingos. Vuelves después de meses sin saber de ti, viviendo a base de tu recuerdo. Vuelves después de noche llorándote en esta cama fría, que por cierto, se ha vuelto más grande desde que te fuiste. Vuelves después de tardes enteras mirando nuestras fotos y de días escuchando nuestra canción. Vuelves a mi ora vez como las fiestas en verano, como las lágrimas a los ojos de los que más ven, como la luna cada noche. Y dueles, como cada herida, y resquemas, como cada cicatriz. Vuelves otra vez y me temo que esta vez sea para quedarte para siempre, como la oscuridad a los ojos del ciego, como un tatuaje marcado a fuego en mi piel. Que si no fui capaz de hacer marchar tu recuerdo cuando te fuiste, imposible hacerte marchar a ti ahora. Espero que esta vez todo sea mejor y las cosas estén más claras, ya que el tiempo lo pone todo en su lugar. Que si te vas a marchar sea para llevarte tu recuerdo y todo lo vivido, y que si te vas a quedar sea para cuidarnos y no matarnos. 
Si has vuelto es por algo y juro que esta vez no te dejaré marchar, aunque acabarías volviendo y yo te seguiría perdonando ya que tu sombra seguiría maltratandome hasta matarme. Aunque de algo me ha servido todo esto, si, he aprendido que no siempre puedes ganar, pero que siempre puedes perder, aunque creas que no te queda nada.

jueves, 12 de febrero de 2015

Carta de S. Valentin

Te quiero. Así, sin complicaciones, sin retoques, sin miedos. Te quiero sin "comos" que puedan condicionar este amor. Te quiero al despertar cada mañana. Te quiero cuando no encuentras las zapatillas al levantarte de la cama. Te quiero cuando, todavía somnoliento, te acercas y me besas la frente. Te quiero cuando cantas, cuando ríes y cuando lloras. Te quiero al atardecer, cuando nuestros ataques renacen en forma de reconciliación. Te quiero cuando tus manos me cogen tan fuerte que no me dejan ni respirar (y ahí es cuando me doy cuenta de como es el amor: Amor que no te deja respirar, que te ahoga, que aunque te hace daño, vuelves una vez más para no perderlo) 
Puedo incluso precipitarme a decir que te amo. Pero hoy, prefiero quedarme en un te quiero sincero, un te quiero que vuelve a nacer una vez más en todo su esplendor. Un te quiero con sabor a "te echo de menos", como el título de nuestra canción. Que por cierto está sonando en estos momentos. Un te quiero en el que se resume todo este tiempo. Hoy simplemente te digo: te quiero. Porque lo siento, porque quiero quererte, porque me gusta la sensación de sentirme así, queriéndote. Y también me gusta la sensación de ver que te sientes querido. Yo te quiero, y tu me quieres. Me quieres. Suena curioso. Extraño. Si, digo extraño porque nunca antes me había sentido querida por otras personas que no pertenecieran a mi familia. Aunque bueno, tu eres de mi familia. Ya sabes... Mamá te adora, para ella eres como el hijo que no tuvo y que siempre deseó. Guelita y los tíos nunca te han visto en otro formato que no sea fotografía pero dicen que no hay pareja más guapa en todo en el mundo, así que no tienes de que preocuparte. Me hubiese gustado que abu también te hubiese conocido... Y luego está papá, que aunque parezca serio, también te quiere mucho, incluso más que mamá. 
Y por último estoy yo, pero creo que no hace falta repetírtelo más. ¿O tal vez si? Te quiero. Lo siento, no puedo evitarlo. Me encanta decirte que te quiero. ¿Ves? Otra vez. Es imposible callármelo, porque el amor se trata de eso; de querer. Y querer es poder.
Te quiero.
Con amor: Lucía. 

microrelato

El ultimo hombre sobre la Tierra estaba sentado en su sillon cuando de repente llamaron a la puerta.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Pequeña

Pequeña. Ese es tu nombre. Pequeña. Nombre que suena tan frágil y delicado. Nombre que te hace honor. Pequeña. Jamás me cansaré de llamarte así, y se que tú nunca te cansarás de oírmelo decir. Porque así eres, pequeña, delicada y frágil; sentida y emocional, igual que esa canción que sonaba aquella tarde de primavera cuando nos conocimos. Desde aquel día no te he sacado de mi mente (tampoco lo he intentado si te soy sincero). No logro saber que tienes que me hace tan feliz, pero lo tienes y con eso me basta. 
Aquella tarde estabas preciosa, llevabas un precioso vestido azul de manga francesa con pequeños lunares blancos y unas victoria blancas que conjuntaban a la perfección, con el tono de tu piel. Una piel pulida, dorada por el sol ya cálido del mes de Mayo. No pude evitar observar los movimientos que hacías al bailar, como si nada importase, como si el mundo que había a tu alrededor no existiese. Te confieso que no lo hacías nada mal. Quise acercarme, pero estabas con tus amigas y me daba corte, no por ellas si no por ti, por el echo de que te dijeran algo. Me pasé toda la tarde sentado en aquellas sillas de plástico típicas de las fiestas, mirándote embobado, como si no hubiese nada más a mi alrededor. Recuerdo que uno de los chavales con los que estaba me preguntó: "¿Te gusta? Es muy guapa. Si de verdad te gusta, vete, preséntate, porque aquí sentado no haces nada" Fue el único que se dio cuenta de que te miraba, a parte de tus amigas, claro. Ellas ya me habían pillado mirándote más de una vez, aunque (supongo que por protegerte) no te dijeron nada. Pero no hizo falta que lo hicieran porque tú también te habías dado cuenta. ¿De verdad soy tan transparente? Joder. 
Jamás se me borrará de la mente esa sonrisa al presentarte, y esos sonoros dos besos, desde entonces todo ha cambiado muchísimo. Aquella noche, fue todo tan diferente... Verás, esto nunca te lo he contado, pero quiero que lo sepas. Antes de conocerte, la primera noche que conocía a una chica ya me la tiraba, supongo que porque no me importaban los sentimientos; pero contigo fue tan diferente... Entendí que no me hacía falta acostarme contigo, ni siquiera besarte para sentirme bien, me bastó con hablar y reír. Y bailar. Hay que ver como bailabas, no había quien te parase. Ahí comprendí que no quería compartir el café por las mañanas con otra que no fueras tu (y aún sigo sin querer hacerlo). Me enamoré ¿sabes? Y desde entonces: nuestros paseos por la playa, las tardes de invierno viendo la lluvia caer, la escapada a aquella especie de isla,la primera vez que te hice mía, los ataques de celos y las reconciliaciones. Y cada beso. Nuevo. Dulce. Que renace con cada amanecer. 
Por eso te dedico estas palabras, pequeña mía. Para que recuerdes. Para que veas todo lo que hemos conseguido, y lo que nos queda por lograr. 
Gracias, pequeña. 
                                                                                                                            
                                                                                                                            Siempre tuyo.