domingo, 16 de octubre de 2016

Podrán cortar las flores...

Ya no se regalan flores.
Puede ser que porque se haya acabado la primavera,
aquella que parecía eterna.
La que antes duraba 365 días, y que ahora,
dura lo que dura un polvo en un baño,
en cualquier bar de Madrid,
a cualquier hora de la noche,
con cualquiera.
Se detuvo, aquella primavera que Neruda decía que no podrían parar,
decidió frenar en seco.
Como ese coche que quiso llevarse por delante mil y un pétalos
pero que se arrepintió en el ultimo segundo.
Ya no hay flores, ni tampoco primavera.
Y no porque las hayan cortado,
simplemente se han cansado de esperar.
Ya no se sale a bailar.
Es probable, que nos cansáramos
de que nos estuviesen pisando cada dos por tres;
de tener dos pies izquierdos;
y tres manos derechas,
que se quemaban cada vez que tocaban una cintura
o encontraban otra mano que,
-como el zapato de Cenicienta-
se empeñaba en encajar a la fuerza.
Ya no salimos a bailar, por miedo a que nos pisen,
sin darnos cuenta,
de que bailando solos
nos hacemos más daño,
del que pueden hacernos al pisar.
Ya no se escriben cartas.
porque las palabras de plástico
han devorado a las de cristal.
El papel ha sido quemado y al bolígrafo se le ha acabado la tinta.
La mano se ha dormido,
y la inspiración se ha apagado,
al igual que la luz de la habitación donde escribíamos.
Ya no se va al cine.
Porque nos basta con las películas que nos montamos nosotros mismos
una mirada de más, o un beso de menos,
son suficientes para crear un thriller,
o una saga entera.
Las palomitas han dejado de explotar de alegría,
y la bebida la hemos sustituido
por whisky y vozka del malo.
Los bombones se han derretido,
y el telón se ha puesto sus mejores galas
para salir a escena y cerrar la obra.
Ya no se dan los primeros besos del año,
ya no se brinda, ni se abre champan para celebrar.
La copas se rompen por el desuso
y los corazones se congelan de frío.
Las botellas se mantienen cerradas durante veintiocho años
hasta que se tiran,
porque el alcohol y la felicidad se han esfumado.
Todo seguirá estando bien,
mientras los bares sigan abiertos,
mientras tengamos que beber,
y mientras los escritores lleguen a sus libros
oliendo a sexo y whisky
a bajas horas de la mañana,
mientras sus letras, les preguntan a quien más
les han estado escribiendo poemas de amor.
Porque podrán cortar las flores, y podrán detener la primavera.
Podrán quemar los libros, pero nunca parar una palabra certera.

4 comentarios:

  1. Oye soy Andrés, el de la manifa, enserio, eres una poeta que se caga el loro eh, que profundidad con cosas tan simples, me haces llorar miss Lussi. Sencillamente de una genio.

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    1. Muchas gracias Andrea de verdad, es muy importante para mi que a la gente le guste esto que hago, ojalá en un futuro lo lea mucha gente. Voy a publicar ahora mismo otros post por si quieres leerlo. Si conoces a mas personas que escriban o les guste leer poesía, si no fuese mucha molestia me gustaría que lo compartieras. gracias una vez más ❤️

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