lunes, 16 de febrero de 2015

Volver.

Vuelves, otra vez. Vuelves a mi como el perro a su amo, como el alcohólico a la barra de un bar de carretera un sábado por la noche; vuelves como el otoño después del verano cada año, como las flores en primavera. Vuelves como el vagabundo que marcha y vuelve al cabo de unos años. Vuelves otra vez como el drogadicto a los porros, como la resaca a los domingos. Vuelves después de meses sin saber de ti, viviendo a base de tu recuerdo. Vuelves después de noche llorándote en esta cama fría, que por cierto, se ha vuelto más grande desde que te fuiste. Vuelves después de tardes enteras mirando nuestras fotos y de días escuchando nuestra canción. Vuelves a mi ora vez como las fiestas en verano, como las lágrimas a los ojos de los que más ven, como la luna cada noche. Y dueles, como cada herida, y resquemas, como cada cicatriz. Vuelves otra vez y me temo que esta vez sea para quedarte para siempre, como la oscuridad a los ojos del ciego, como un tatuaje marcado a fuego en mi piel. Que si no fui capaz de hacer marchar tu recuerdo cuando te fuiste, imposible hacerte marchar a ti ahora. Espero que esta vez todo sea mejor y las cosas estén más claras, ya que el tiempo lo pone todo en su lugar. Que si te vas a marchar sea para llevarte tu recuerdo y todo lo vivido, y que si te vas a quedar sea para cuidarnos y no matarnos. 
Si has vuelto es por algo y juro que esta vez no te dejaré marchar, aunque acabarías volviendo y yo te seguiría perdonando ya que tu sombra seguiría maltratandome hasta matarme. Aunque de algo me ha servido todo esto, si, he aprendido que no siempre puedes ganar, pero que siempre puedes perder, aunque creas que no te queda nada.

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