jueves, 12 de febrero de 2015

Carta de S. Valentin

Te quiero. Así, sin complicaciones, sin retoques, sin miedos. Te quiero sin "comos" que puedan condicionar este amor. Te quiero al despertar cada mañana. Te quiero cuando no encuentras las zapatillas al levantarte de la cama. Te quiero cuando, todavía somnoliento, te acercas y me besas la frente. Te quiero cuando cantas, cuando ríes y cuando lloras. Te quiero al atardecer, cuando nuestros ataques renacen en forma de reconciliación. Te quiero cuando tus manos me cogen tan fuerte que no me dejan ni respirar (y ahí es cuando me doy cuenta de como es el amor: Amor que no te deja respirar, que te ahoga, que aunque te hace daño, vuelves una vez más para no perderlo) 
Puedo incluso precipitarme a decir que te amo. Pero hoy, prefiero quedarme en un te quiero sincero, un te quiero que vuelve a nacer una vez más en todo su esplendor. Un te quiero con sabor a "te echo de menos", como el título de nuestra canción. Que por cierto está sonando en estos momentos. Un te quiero en el que se resume todo este tiempo. Hoy simplemente te digo: te quiero. Porque lo siento, porque quiero quererte, porque me gusta la sensación de sentirme así, queriéndote. Y también me gusta la sensación de ver que te sientes querido. Yo te quiero, y tu me quieres. Me quieres. Suena curioso. Extraño. Si, digo extraño porque nunca antes me había sentido querida por otras personas que no pertenecieran a mi familia. Aunque bueno, tu eres de mi familia. Ya sabes... Mamá te adora, para ella eres como el hijo que no tuvo y que siempre deseó. Guelita y los tíos nunca te han visto en otro formato que no sea fotografía pero dicen que no hay pareja más guapa en todo en el mundo, así que no tienes de que preocuparte. Me hubiese gustado que abu también te hubiese conocido... Y luego está papá, que aunque parezca serio, también te quiere mucho, incluso más que mamá. 
Y por último estoy yo, pero creo que no hace falta repetírtelo más. ¿O tal vez si? Te quiero. Lo siento, no puedo evitarlo. Me encanta decirte que te quiero. ¿Ves? Otra vez. Es imposible callármelo, porque el amor se trata de eso; de querer. Y querer es poder.
Te quiero.
Con amor: Lucía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario