miércoles, 13 de enero de 2016

Duros, fuertes, bonitos...

Te quiero duro,
fuerte
  y bonito.
Y así es como quiero que (me) lo hagas.
Que (me) lo hagas duro
para olvidarme así,
de todos esos huracanes de mi alrededor.
Que (me) lo hagas fuerte,
y me hagas fuerte a mi,
para curarme.
Y que (me) lo hagas
bonito;
  lento;
    sin prisa.
Y que así nos quedemos,
parados,
   inertes,
pero jamás cansados.
Porque es así como te quiero
duro,
  fuerte
    y bonito.
En ocasiones puro,
en otras... sucio mejor.
Pero siempre bonito, así como tú eres.
Con tus ojos, parlanchines a veces
y otras, en cambio,
tranquilos
  callados
    dormidos.
O tus marcas pasando desapercibidas
como un cantante tomando un café en un viejo bar
en pleno centro de la ciudad.

Así es como te quiero
Con tu altura de tiranosaurio rex
siendo la envidia del Empire State,
alzándote sobre los edificios de la ciudad y sobre mi.
Con nuestras escapadas a Roma,
o la vez que nos fuimos a bailar a Nueva York
y terminamos viendo amanecer en lo alto de la Estatua de la Libertad
libres;
jóvenes.
Con mis discos de Lana del Rey
y mis libros de historias suicidas
que me hablan y me cuentan
lo que hiciste el pasado invierno con una chica morena
amante de los lazos y las heridas.

Así es como me quieres
fuerte;
  dura;
    y bonita.
Con mis pequeñas guerras internas.
Con mis revoluciones...
Francesa;
Americana;
Interior.
Así nos queremos,
bonitos;
  duros
    y fuertes.
Y así seguiremos haciéndolo
hasta que la Luna,
solitaria
y lejana,
decida venir a buscarnos
para jugar con ella al escondite,
mientras las estrellas
nos ayudan a buscarla.

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