jueves, 16 de abril de 2015

Ángel caído

Si, se que prometí que jamás volvería a hacerlo, que nunca más volvería a pasar. Otra promesa que no he logrado cumplir. Otra más para la lista de fracasos. Me siento estúpida, rota, absurda. Absurda por pensar que sería la última vez, por prometerme cosas que yo misma sabía que jamás podría cumplir. Que tonto fue pensar que nunca más. "Nunca más..." ¡Idiota! "Eso es lo que eres, idiota" Posiblemente no este hecha para esto. Si, es lo más probable. Pero de nada me sirve quedarme aquí sentada viendo la vida pasar delante de mis ojos sin hacer nada. O tal vez si. No lo se. No se nada. 
No me sirve de nada llorar en silencio, porque así grito a los cuatro vientos todo lo que llevo dentro, pero la vida es corta ¿por qué acortarla más? Ah si, porque nada importa. Y así paso los días, encerrada en estas cuatro paredes, es esta cárcel de la que no puedo salir. Con unas alas cada vez más cortas, que me impiden levantar el vuelo. Absurda e irónica vida, ¿por qué no me cortas las alas de una vez? Este ángel es ya un ángel caído, un ángel que sangra desesperadamente buscando una razón que le ayude ver que sigue vivo. Y cada gota de sangre que resbala por mi piel es un grito ahogado en un silencioso adiós que te llama una y otra vez, esperando a que vengas a salvarme. 
 Un día alguien muy sabio dijo: no hay ser humano, por cobarde que sea que no pueda convertirse en héroe por amor. Y dios mio, que razón que tenía. Y sigo aquí, esperando a que vengas a salvarme de mi. Pero no, se que no apareceras y yo seguiré muriendo en silencio hasta que la ultima gota de sangre manche el suelo de este cuarto que cada vez es más pequeño. Y entonces, por fin, seré libre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario