jueves, 11 de agosto de 2016

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Está tumbada a mi lado, leyendo algún libro triste, de esos que yo jamás conseguiré entender. Tiene la mirada encontrada entre tantas palabras, al contrario que ella.Y sus manos acarician cada letra con la misma fragilidad de un lazo bailando sobre el filo de unas tijeras. Es guapa, qué digo, es preciosa. Es ese tipo de mujer que me gusta;
para ir a bailar
para salir a pasear una noche de verano
para tomar un café
para follar
para charlar
para hacerle de todo
menos daño.
Es de esas que cortan  la respiración con un complejo movimiento de pestañas, de las de "mírame pero ni se te ocurra tocarme", de esas a las que ni el aire que hacía que a mi me faltase fuese capaz de mover su melena rubia llorando sobre sus hombros, dejándose morir en medio de su espalda. Como a quien se le rompe un corazón en medio del desierto.
Suerte que a mí, no me queda ninguno.

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